10 noviembre 2013

El Camino del Salvador. Etapa 4: Pajares - Pola de Lena

Antes de la etapa, mi mas sentido pésame a las familias y amigos de los mineros fallecidos la pasada semana en El Pozo Emilio del Valle, en el municipio de Pola de Gordón. Estos accidentes siempre son una desgracia y estos días estarán siendo muy duros para toda la comarca. Os acompañamos en vuestro dolor. Mucho ánimo!


Etapa 4.- Pajares – Pola de Lena

Sabado 4 de mayo de 2013

23,9 km  8 horas (1 hora para comer)

Cielo azul despejado y montañas nevadas desde Pajares
Amanece un claro y soleado día en el albergue asturiano de Pajares y los peregrinos se levantan, dispuestos a afrontar a una dura etapa con prolongados y vertiginosos descensos hacia el valle.

Saliendo de San Miguel del Río
Después de las rutinas diarias, bajo a tomar un café de la máquina que junto a las galletas príncipe que aún me queden formarán mi desayuno. En torno a las 9:30 salgo del albergue y recorro las calles de Pajares. A la salida del pueblo tomo un camino a mano izquierda que en fuerte pendiente, desciende hacia San Miguel del Río. En un kilómetro y medio descendemos más de 250 metros de desnivel. Una bajada durita para calentar las piernas. En el descenso veo en un prado un corderito recién nacido incapaz aún de mantenerse en pie.

Llegando a Santa Marina
Al llegar a San Miguel del Río, comienza el terreno más llano. Salgo de este pueblo por una carretera, caminando por el fondo del valle. En un rato tomo otra carretera a la izquierda en subida que sube hasta Santa Marina. Al llegar a unas casas la carretera gira en redondo a la izquierda pero las señales amarillas nos indican de frente, a través de varias cercas con ganado y algún que otro perro. Me acerco a una casa a preguntar si se puede pasar por allí y me dicen que sí, que no me preocupe por los perros, que no hacen nada. Cruzo con cuidado la primera valla y paso a través de una cochera con el asombro de pasar prácticamente por los jardines de unas propiedades. El perro que hay sentado a los pies de la cerca ni se inmuta ante mi paso. Al pasar el tercer cercado el camino continúa por un estrecho senderillo en mitad de una escarpada ladera, el Cordal de los Llanos de Somerón, que nos conduce hasta el pueblo con dicho nombre.
Las vistas desde el senderillo
Peregrino entre ramas
Es este un sendero muy bonito desde el que disfruto de unas impresionantes vistas, con la visión de las grandes montañas llenas de nieve en sus cumbres en un día tan despejado como el de hoy. Cruzo varias cascadas y algunos arroyos inundan en algunos tramos el camino. Al llegar a Llanos de Somerón me reciben unos burritos juntos al camino. Al salir de Llanos las flechas amarillas me conducen  hasta el siguiente pueblo por una carretera en continuo descenso. Los tramos de asfalto siempre se hacen pesados, pero con las maravillosas postales que se presentan ante mi el descenso se me hace corto.
Saliendo de los Llanos de Somerón

Después de casi una hora, cuando estoy a punto de entrar en Puente de los Fierros, el camino se desvía por la izquierda por un caminillo con un duro repecho. Ganamos altura enseguida, quedando a bajo nosotros a nuestra derecha el pueblo con su estación de cercanías, el río Pajares, la carretera y las vías del tren que van por el fondo del valle.
Desvio hacia arriba
En poco más de quince minutos y tras pasar un par de cercados llego a Fresnedo. De aquí sale otro sendero que continua también por media ladera entre bellos bosques de hayas y robles. Hago una pequeña parada para tomar algo de chocolate y beber algo de agua, y continúo por las subidas y bajadas que conforman este bello sendero. Sigo maravillado con las extraordinarias vistas que se pueden admirar a nuestro alrededor.

Más de una hora después de la parada y tras pasar por la Ermita de San Miguel llego a otro pueblo más sin servicios, Herías, donde hay una fuente de agua fresca. Se sale del pueblo en una nueva subida y al rato comienza el brusco descenso hasta Campomanes.

Este tramo entre Puente de los Fierros y Campomanes se hacía hasta hace unos años por la carretera, y se hacía en algo menos de tiempo. Hoy el camino está bien señalizado por las sendas y caminos que van por la montaña y, aunque se tarde más, merece la pena. En mi caso, tardo algo más de dos horas y media (breve parada incluida) en llegar a Campomanes. Allí paro a comer en una sidrería, para reponerme del duro descenso.
Árboles quebrados sobre el camino
Clásico mojón peregrino


Bellos parajes astures
Poco antes de las cuatro reinicio la marcha, camino ya de Pola de Lena. Cruzo el río Pajares y tomo un camino hacia la izquierda que va por la margen derecha del río que al unirse al Huerna se convierte en el río Lena. En media hora llego a la iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena. Para llegar a ella hay que subir un corto y duro repecho. Una vez arriba, podemos admirar esta joyita del arte astur, tras pagar una simbólica entrada de 1,50 €.

El camino antes de descender hacia Campomanes
Desciendo por una pequeño camino hasta la estación de tren de La Cobertoria, y prosigo por una pista asfaltada por el fondo del valle. Paso junto a una pista de trial donde hay un quad dando saltos y después cruzo el río Lena por una pasarela peatonal. Al rato cruzo la autovía por un paso inferior y en unos veinte minutos más llego a Pola de Lena. Ha sido una hora desde Santa Cristina de Lena y casi ocho desde Pajares, incluyendo paradas y hora y media para comer.

Santa Cristina de Lena
Busco el albergue, que esta en un edificio municipal enfrente de la estación de tren. Está cerrado, ya que es fin de semana. Me dicen que tengo que ir a la policía a registrarme y a conseguir las llaves. En la policía tengo que esperar una hora, porque los agentes están regulando el tráfico en una carrera ciclista que pasa por la localidad. Mientras espero, me tomo una coca cola de 2 litros y unos donuts en un parque y estiro un poco. Observo que en el pueblo hay fiestas. Por lo visto están celebrando la feria de abril (curioso). Por la noche habrá jarana.
Cuando por fin llegan los policías, me toman los datos, me sellan y me dan una llave electrónica (tarjeta) con la que abrir la puerta del edificio municipal. No me cobran, porque me dicen que ellos no son nadie para cobrarme. Parece que no les termina de gustar hacerse cargo del albergue cuando el ayuntamiento está cerrado.

Quad dando saltos
Me dirijo al albergue. Entro al edificio municipal y en la primera planta, después de pasar junto a despachos de asociaciones, veo donde están las habitaciones y los cuartos de baño. Cual es mi sorpresa al ver que la habitación 1, que es de la que tengo llave está casi llena, con sacos de dormir en casi todas las camas y un montón de maletas. Pero no hay nadie Ocupo una cama libre y me ducho. Al rato llegan los dueños de las maletas, que resultan ser unas cuantas familias de una asociación de excursiones y tal a los que les han permitido dormir en el albergue durante el fin de semana, compartiéndolo con los peregrinos.

Albergue de Pola de Lena
Cuando llegan el resto de mis compañeros me cambio de habitación ya que los demás se acomodan en la otra, donde hay más camas libres. Charlando con unos y otros, Dani y Paco deciden salir a tomar algo. Los demás, más prudentes, prefieren acostarse temprano, ya que la etapa final de mañana domingo es larga y muchos deben volver a sus ciudades de origen en el día. Yo en principio no pensaba salir, pero al final decido acompañarles. Al fin y al cabo, mi tren de regreso desde Oviedo sale el lunes por la tarde y al día siguiente me lo puedo tomar con calma.

Así pues, acompañado por Paco y Dani voy a la plaza de Pola, donde hay un hombre tocando un órgano y cantando. También hay varias terrazas, y la sidra corre por doquier.
Plaza de Pola de Lena engalanada para la feria de Abril
La verdad es que lo pasamos bien escanciando varias botellas de sidra natural y degustando alguna que otra ración de queso y choricillo a la sidra. Es curioso ver a los asturianos y asturianas vestidos con trajes de sevillanas y con sombreros cordobeses, y hablando con ese acento suyo tan alejado del andaluz.

Parece que la noche va a ser larga. Cuando nos dirigimos a un bar y pedimos la primera copa empiezo a pensar que el momento de retirarme está cerca. Quedan pocos minutos para las dos y aprovechando un momento de confusión en el jolgorio, de manera un poco cobarde huyo hacia el albergue. Por un lado no quiero irme así, dejando a Paco y Dani allí sin avisar, pero se que de otra manera me liarían y no me iría hasta las mil.

De fiesta con Paco y Dani
Algo perjudicado por tanta sidra y ron consumido consigo llegar hasta el albergue y trato de acostarme en mi litera sin hacer mucho ruido. Cuando llevo un rato durmiendo llegan mis compañeros de fatigas y me despiertan haciéndome cosquillas y armando algo de bullicio. Creo que a los de la asociación no les causamos muy buena impresión. Y no tanto por alboroto creado por la noche, sino por los tremendos ronquidos que despedía la zona de peregrinos del albergue.

2 comentarios:

Sacri dijo...

Con este camino me has dado una buena idea para mi próximo camino. Te recomiendo el camino de invierno que hicimos mi hermano y yo justo esos días.

Miguel dijo...

Hola Sacri, cuanto tiempo!!! También te recomiendo el otro camino que he hecho este año, el Camino Lebaniego-Vadiniense, desde Santander a Potes y desde aquí a León. Una pasada!!! En breve contaré por aquí la experiencia...