31 octubre 2017

Etapa 6: Estella - Torres del Río

Miércoles, 31 de octubre de 2007
29 km. Unas 8 horas
Por las calles de Estella

Me levanto un nuevo día con ganas de afrontar la nueva etapa que me espera. Después de desayunar en el albergue comienzo en solitario mi andadura. Las calles desiertas de Estella me reciben a esas primera horas de la mañana.
Fuente del vino
Horas más tarde me enteraría que durante esa noche alguien había robado algunas pertenencias a algunos peregrinos en uno de los dormitorios del albergue. Los afectados hasta donde yo me enteré fueron Joan y unas muchachas francesas. Les habían sustraído algo de dinero y a las francesas la documentación. Por desgracia, el pillaje y el latrocinio también forman parte del camino. Por este hecho estuve durante varios días más atento a mis pertenencias en los albergues, llevando especial cuidado en no dejar nada de valor al alcance de posibles amigos de lo ajeno.
Disfrutando de la fuente del vino
Es lamentable que ocurran estas cosas. Para intentar evitarlas, yo suelo llevar mis pertenencias más valiosas (documentación, credencial y cartera) en una riñonera que no se separa de mi en ningún momento.

Caminando
Hoy la etapa comienza con uno de esos puntos carismáticos del camino. Este no lo es por su tradición, misticismo, religiosidad. El camino también es disfrute, celebración y que hay mejor para afrontar la dureza del camino que un buen vaso de vino. Y es que al poco de comenzar a caminar el camino pasa junto a las Bodegas Irache y su Fuente del Vino. El peregrino (y cualquier que pase por allí) tiene a su disposición una fuente con dos caños, uno de agua y otro de vino para saciar su sed y conseguir un plus de energía para afrontar la dura etapa que se le presenta en su jornada.

 En la fuente hay una webcam que permite a cualquiera que se asome a su página web observar a los peregrinos bebiendo el vino de su caño.


Viñedos

Fuente medieval


Pasado Villamayor de Monjardín y tras un descanso para reponer energías, afrontamos la segunda parte de la etapa, casi trece kilómetros hasta los Arcos a través de pistas forestales sin pasar por ningún lugar habitado. Parece que el pueblo no llega nunca. Un poco antes de llegar tengo que hacer una parada ya que mis pies me están matando. Me tomo un kitkat y continúo para llegar a Los Arcos en torno a las 14:30.

Después de tomar tres vasitos (eran chatitos), reemprendo la marcha.
Vamos caminando por caminos de tierra atravesando extensos viñedos. En un momento dado llegamos hasta una fuente medieval que es todo un monumento con dos arcos de medio punto.

Camino de viñedos
Mojón jacobeo
Entro a comer con Ero en un restaurante en el que vemos que están comiendo Luis y Vicente. Con el primero ya he coincidido en varias etapas y es un crak. El segundo resulta ser un valenciano ya jubilado que aprovecha la menor ocasión para escapar de su rutina en este oasis que es el Camino de Santiago (esto queda mejor que decir que se va para no ver a su suegra).
Nubes y claros
Nos sentamos con ellos a la mesa y al pedir el menú, cuando el camarero nos pregunta si agua, vino o ambos, ellos se apresuran a decir "ambos, ambos". Ni Ero ni yo solemos beber vino, pero accedemos. Nuestros amigos aprovechan nuestra botella para rellenar sus botellitas de medio litro que llevan para hidratarse, igual que otros llevamos agua o acuarius.

Llegando a Los Arcos
Ellos ya han terminado de comer y marchan. Nosotros damos cuenta de nuestro menú y descansamos un rato antes de partir camino de Sansol. Las guías tradicionales recomiendan hacer noche en Los Arcos, pero somos varios los peregrinos que decidimos continuar hasta Torres del Río, lugar donde se encuentra otra mágica iglesia relacionada con los templarios, y que ayuda a acortar la etapa de mañana que nos lleva hasta Logroño.

Los Arcos
Este último tramo de la jornada de más de 7 kilómetros se me hace muy largo. Dejo que Ero parta antes que yo y hago el camino con tranquilidad, disfrutando de las llanuras llenas de viñedos que jalonan las pistas de tierra que debo recorrer.

Ya no queda nada
Parece que nunca voy a llegar. Finalmente voy a dar a una carretera por la que continúa el camino y llega enseguida a un pueblo, Sansol, que se encuentra a menos de un kilómetro de Torres del Río. Las plantas de los pies me vuelven a molestar. Antes de llegar a Sansol descubro a un joven y muy alto peregrino alemán, con el que voy coincidiendo desde el principio de mi camino, tumbado sobre su mochila con las piernas en alto y con las botas a su lado. Intuyo que debe sufrir los mismos problemas que yo. Nos saludamos y continúo mi camino.

Bonito detalle peregrino (¿o simplemente basura?)
En unos veinte minutos más llego a mi destino. Encuentro un albergue cerrado, pero subo un poco por el pueblo y pasada la iglesia del Santo Sepulcro encuentro al fin el albergue que me dará cobijo hoy.


Ahora sí, llegando.
Allí me reencuentro con varios de mis compañeros: Ero, Joan, Luis, Vicente. Tras acomodarme y ducharme y descansar un rato, vamos a cenar todos juntos al restaurante del pueblo.

Pasamos una velada divertida con las ocurrencias de Luis. La cosa se empieza a animar alrededor del buen vino que riega nuestra cena y que luego siguen consumiendo mis amigos.
El reloj marca las diez menos cuarto y varios de nosotros abandonamos el grupo para irnos a dormir, ya que el albergue cierra sus puertas a las 22:00. Dejamos a los más aficionados al vino riendo y disfrutando en el Hogar del Pueblo.
Media hora después llegarán al albergue y conseguirán entrar de milagro.

Albergue de peregrinos en Torres del Río
La etapa de hoy ha sido dura, pero he acortado la de mañana para poder llegar más temprano a Logroño.


- Continúa caminando en la etapa 7 -




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